jueves, 9 de mayo de 2019

EL DÍA QUE SE PERDIÓ LA CORDURA


Centro de Boston, 24 de diciembre, un hombre camina desnudo con la cabeza decapitada de una joven. El doctor Jenkins, director del centro psiquiátrico de la ciudad, y Stella Hyden, agente de perfiles del FBI, se adentrarán en una investigación que pondrá en juego sus vidas, su concepción de la cordura y que los llevará hasta unos sucesos fortuitos ocurridos en el misterioso pueblo de Salt Lake diecisiete años atrás.





Hacía mucho tiempo que no me enganchaba así con un libro, muchísimo. Creo que ha sido uno de los libros que más he disfrutado en los últimos años. Me ha durado un viaje de tren de tres horas. No podía parar de leer ni un segundo, necesitaba más en todo momento.

Qué manera tan brutal de ir hilando todos los componentes de la historia, y más con un comienzo tan genial como el de este libro, un hombre que aparece con una cabeza cortada en la mano. Es que no  puedes imaginar todo lo que viene después de eso. Creo que además la forma de ir mezclando el presente y el pasado hace que se genere aún más suspense y que te muerdas las uñas de los nervios de saber qué es lo que está pasando. Pero poco a poco todo va como apareciendo ante los ojos, es increíble, es como un espejo que va desempañándose poco a poco.

En ningún momento se sospecha demasiado de nada, porque la historia atrapa tanto que apenas te deja pensar. Si que es verdad que llegado el final hay cosas que ves venir, pero juro que hay otras que no, que me dejaron con la boca abierta casi sin poder cerrarla. 

Me gusta que sea despiadado, en el sentido de no tener reparo en contar escenas un poco más brutas, con sangre. Creo que un libro que es thriller pierde gracia si es remilgado cuando narra las escenas clave. Además el trabajo del autor para que no se escapase algo me parece realmente apasionante, creo que lo tenía difícil para que todo fuera encajando sin fallo, pero lo ha hecho de 10.

Creo que lo ha hecho tan tan bien, que realmente no hay ni protagonista, todos son tan importantes en la trama que ninguno destaca sobre otro, y más cuando a veces las tornas se van cambiando.

La prosa es muy ágil, y eso en un thriller es fundamental. Pero a la vez es limpia, correcta, pero también desenfadada y sin florituras que la adornen en exceso. Creo literariamente me he enamorado del autor y necesito leer más de él. Y más sabiendo que los siguientes tienen relación.

Una revelación para mí, cuando ya ha salido el tercero del autor, pero siempre hay tiempo para leer libros más antiguos y que nos apasionen de esta manera. 

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